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¿El amor es un juego? By: Jeison Quintero

Actualizado: 26 jun

❤️ ¿El amor es un juego?

"El amor es un juego", dicen algunos con una sonrisa sarcástica o una ceja levantada. Lo dicen quienes han perdido, quienes han ganado, o quienes ya no quieren volver a jugar. Pero… ¿es realmente así?

En tiempos donde las relaciones a veces parecen más competencia que compañía, vale la pena detenernos a pensar: ¿estamos amando... o estamos jugando a amar?.

En un mundo donde las relaciones amorosas parecen cada vez más breves, frágiles y llenas de reglas tácitas, la frase suena tentadora: si el amor es un juego, entonces al menos entendemos por qué a veces duele tanto. Pero quizás la pregunta no sea si el amor se parece a un juego… sino si nosotros estamos eligiendo vivirlo como tal.


By: Jeison Quintero
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🎭 Reglas invisibles, movimientos calculados

En la actualidad, es común encontrarse con dinámicas de pareja que parecen sacadas de un manual de ajedrez emocional. Esperar minutos —o incluso horas— para responder un mensaje, solo para “no parecer desesperado”. Evitar decir lo que realmente se siente, con tal de mantener el “misterio” o “tener el control”. Medir quién da más, quién cede primero, quién se ilusiona más.Una danza constante de estrategias, donde nadie quiere quedar en desventaja.

Y lo peor es que estas reglas ni siquiera son claras. No están escritas. Se aprenden a base de golpes, decepciones y observando cómo los demás también se cuidan para no quedar expuestos. Entonces el amor deja de ser entrega y se convierte en una competencia silenciosa: gana el que menos siente, el que menos muestra, el que se va primero.

Pero cuando el amor se vive como una partida, el corazón deja de ser el centro. Y se transforma en un premio, una meta, una herramienta. Algo que se usa, no algo que se cuida.


🎯 El miedo a perder (más que a no ganar)

¿Por qué jugamos?, La respuesta muchas veces es simple y dolorosa: tenemos miedo, Miedo a amar más que el otro. Miedo a que nos dejen. A no ser suficientes. A mostrar nuestra vulnerabilidad y que eso se vuelva en contra. Así que, para protegernos, armamos barreras, jugamos papeles, nos volvemos expertos en no demostrar.

El amor, en su forma más pura, exige sinceridad. Pero eso da miedo. Porque cuando uno ama de verdad, se vuelve visible, frágil, humano. Ya no se tiene control. Y ese vértigo —que algunos llaman emoción— también puede volverse angustia.

Entonces nos escondemos detrás de tácticas. Pero cada vez que usamos una jugada en lugar de una verdad, lo que estamos haciendo es alejarnos de la posibilidad de una conexión real.

Amar no debería doler por anticipado. Y si tenemos que calcular cada palabra o movimiento… quizás ya no estemos amando, sino sobreviviendo.

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💔 Cuando algunos realmente “juegan” con el amor

No podemos ignorarlo: hay personas que sí ven el amor como un juego literal.

Lo viven como una colección de conquistas, como una forma de inflar el ego, como un entretenimiento pasajero sin compromiso. Manipulan, prometen sin intención, desaparecen sin explicación. Para ellos, ganar es obtener atención, sexo, poder emocional.

Pero el corazón del otro no es un trofeo. No es una ficha que se mueve a gusto. Es un espacio sagrado que se abre con confianza, y que, una vez herido, no vuelve a ser igual.

Es cierto que todos podemos cometer errores, que a veces no sabemos amar bien. Pero una cosa es fallar intentando… y otra muy distinta es usar el amor del otro sin intención de cuidarlo.

Quien juega con el amor de alguien más, no solo rompe una relación: deja marcas.

Y muchas veces, lo que llamamos “personas frías” o “gente que ya no cree en el amor”, son simplemente corazones que alguien trató como un tablero.

💡 Amar no es jugar, es convivir

El amor de verdad no necesita estrategias. No necesita hacerse el difícil ni forzar tensiones para mantener el interés. El amor verdadero nace del encuentro entre dos personas que se sienten en paz al ser quienes son. Que no temen mostrarse con sus heridas, sus dudas, sus cicatrices.

Cuando el amor es genuino, no se juega a ver quién da más o quién pierde menos.Se construye. Se conversa. Se cuida.

Eso no significa que el amor sea fácil. Significa que cuando hay amor, hay voluntad. Y donde hay voluntad, se buscan caminos. No se levantan muros, no se espera a que el otro se equivoque para tener la razón.

En un mundo donde casi todo se acelera, donde muchas cosas duran lo que dura un clic, amar de verdad es un acto de pausa, de humanidad, de decisión consciente. Es convivir con el corazón del otro, sin necesidad de ganarle.

🙌 Entonces… ¿el amor es un juego?

Tal vez el amor tiene algo de juego en lo impredecible, en la emoción, en el deseo de descubrir al otro. Pero no es un juego donde alguien pierde. No es una competencia ni un lugar para medir fuerzas.

El amor verdadero no se gana, se comparte. No se mide, se siente. No se manipula, se cuida Y sí: puede doler. Puede fallar. Pero cuando es auténtico, siempre vale la pena.

Quien ama con el corazón abierto, no necesita jugar. Porque sabe que el verdadero triunfo está en coincidir con alguien que también quiere construir.

📝 Conclusión:

El amor no es un juego, aunque muchos lo vivan como tal es una oportunidad —hermosa y difícil— de encontrarnos con alguien desde lo más humano, y desde ahí construir algo que trascienda la inmediatez.

Así que la próxima vez que ames, no te preocupes por ganar o perder. Preocúpate por amar bien. Porque en el amor sincero, nadie gana… pero todos crecen.

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