La exploración sonora de la ciudad de Medellín no se detiene, por eso, en nuestro ejercicio como radio pública, llegamos a otras esquinas, a otras sonoridades y otras historias. Encontramos con sorpresa a Té de Perro, una nueva banda con nuevas canciones.
Tras ver arder el cielo en “No todos los arreboles son rojos”, la agrupación Té de Perro da un nuevo vistazo de su siguiente trabajo con el Ep “La calma de una llama extinta”. En este trabajo, la ansiedad y las consecuencias del amor se concretan en un deseo de escape: Una inconformidad con el presente y el estado del sitio habitado. Un sentir adolescente inspirado en el noise pop, shoegaze, el post hardcore y el rock alternativo. Esta mezcla representa en Té de Perro, la ampliación y maduración de su sonido.
La experimentación y correcta dirección del arte de este trabajo no fue solo musical, sino también a nivel de producción, de la cual estuvo encargado Sebastián Rodríguez, baterista de Té de Perro. Estos dos factores dan cuenta de la confianza y seriedad que ha ganado la banda al abordar su propia música y se refleja también, a su modo, en la propuesta visual y hasta en su puesta en escena.
Con “La calma de una llama extinta”, el grupo explora de una manera más simbólica y poética temas como el duelo, el auto desprecio o la depresión y se encuentran canciones como Estado de ausencia que, con un dejo de esperanza tanto en las letras como en el sonido, da cuenta de la complejización y maduración de su propuesta artística. Con contrastes y dinámicas que mantienen atento al oyente, arreglos ambientales convenientemente situados, voces dulces y sutiles, y las desenfrenadas explosiones iracundas cuando tanto el cuerpo como la música lo piden, “La calma de una llama extinta” refresca el panorama musical e invita a ubicar la atención en la joven banda.
Según Té de Perro, este trabajo “es una línea temática similar que busca crear interrogantes en torno a la salud y la enfermedad mental”, “Realmente este trabajo fue compuesto y manufacturado en medio de lo contemplativo y solitario de la pandemia”. “Quisimos evocar el estar en tu cuarto contando horas, contemplando el techo y rogando por estar en un lugar mejor, libre de prejuicios familiares, libre de presión económica, libre de tu propia mente”.
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