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Día del Trabajo en Colombia: ¿celebración o recordatorio de la deuda histórica con los trabajadores?


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Cada primero de mayo, Colombia, al igual que muchos países del mundo, celebra el Día Internacional del Trabajo. Pero más allá de los desfiles y los discursos oficiales, esta fecha invita a una reflexión profunda sobre las condiciones laborales actuales en el país y las luchas que siguen pendientes.


Una historia de lucha y represión


El Día del Trabajo no nació como una fiesta, sino como una conmemoración de la masacre de trabajadores en Chicago en 1886 que exigían una jornada laboral de ocho horas. En Colombia, el movimiento obrero ha tenido una historia marcada por la represión, la estigmatización y el asesinato de líderes sindicales. El país ocupa un lugar vergonzoso en las estadísticas mundiales de violencia contra sindicalistas, y aunque los números se han reducido, la amenaza no ha desaparecido.


Desigualdad y precarización: el nuevo rostro del trabajo


En pleno 2025, hablar de condiciones dignas de trabajo sigue siendo una necesidad urgente. Más de la mitad de los trabajadores en Colombia están en la informalidad, sin acceso a seguridad social, estabilidad laboral ni derechos básicos. Jóvenes que trabajan como “freelancers” sin contrato, plataformas digitales que evaden sus responsabilidades laborales y miles de personas que subsisten día a día sin garantías mínimas: esa es la realidad que enfrentamos.


El salario mínimo, aunque sube año tras año, sigue sin cubrir el costo real de vida. El acceso a la salud y a las pensiones continúa siendo un privilegio, no un derecho universal. Mientras tanto, grandes sectores del empresariado y del gobierno celebran el “crecimiento económico”, pero ese crecimiento rara vez se traduce en mejoras tangibles para quienes realmente sostienen la economía: los trabajadores y trabajadoras.


¿Qué celebramos?


Celebrar el Día del Trabajo en Colombia es, en muchos sentidos, un acto de resistencia. Es recordar que detrás de cada derecho laboral hay una historia de lucha, muchas veces pagada con sangre. Pero también es una oportunidad para exigir: trabajo digno, formalización, respeto a los sindicatos, equidad salarial, reducción de la jornada laboral y protección real frente a la automatización y la precarización digital.


Desde Radio Rebel, alzamos la voz en este primero de mayo no solo para conmemorar a quienes nos antecedieron en la lucha, sino para decir que la deuda con la clase trabajadora sigue vigente. No basta con recordar, hay que transformar. Y ese cambio no vendrá desde arriba: lo construiremos desde abajo, en comunidad, con rebeldía y dignidad.


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