top of page

Verdades imposibles

Siempre intenté hallar algo que respirara más allá del eco hueco de las palabras. Pero, cuando la piel se evaporaba y el humo se disipaba, eran ellas —las palabras— lo único que quedaba en pie, como ruinas que se niegan a caer.

Busqué manos que no temblaran de miedo, gestos que fueran puente, labios que hablaran con el peso de la verdad y no por la costumbre de llenar silencios, miradas que no fueran cristales empañados por el abandono.


Me agoté de promesas empañadas como espejos que ya no reflejan, de amores con ese aroma tibio y viscoso que deja la mentira cuando se asienta.

Entonces lo entendí: pedirle a alguien que sea verdad es tan absurdo como exigirle al mar que se detenga. Es cruel, es inútil, es inevitable.


Así que me quedé con las palabras. Las que hieren sin dejar cicatriz visible, las que acarician como un viento que nadie pidió, las que se clavan en lo más hondo sin que brote una sola gota de sangre… pero que duelen como si desangraran el alma entera.

¿Te identificas?

  • Si

  • No

You can vote for more than one answer.


Comentarios


bottom of page